lunes, 30 de junio de 2014

Solemnes abstenerse


Defenestrar el mundial como estuve leyendo en varios lugares es un manía absurda. El problema no es el fútbol sino lo que gira a su alrededor. Quienes lo vienen construyendo, lo que hacen con el y lo que cuestionan que debe ser. Endosarle una responsabilidad que escape a la función que cumple, es mear fuera del tarro. No creo dañino ver como una pelota gira y miles de almas se apasionan, cantan y encuentran esa posibilidad como la más potable para descargar una furia inconmensurable. Son muchas horas las que uno debe soportar la sorna de esta vorágine empresarial, para no poder disfrutar de noventa minutos exultantes de emoción, donde una va a desgarrar su garganta ante un grito de gol.
Culpar a este deporte generador de sensaciones, es no darse cuenta que el opio esta en otro lugar. Es descargar vehemencia vanamente y solo se puede esperar de corazones vacíos, fríos, obsoletos. Generalmente estas personas le endosan su frustración personal a la sociedad, por lo tanto eso después se traslada a cualquier ámbito o área que nos disgusta En este caso lo mejor sería hacerse cargo de las situaciones, poner en remojo los pensamientos, dejar a un lado la solemnidad para no fracasar con el máximo exponente de la cultura popular: el fútbol.  

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