martes, 12 de febrero de 2013

Personas no gratas: una constante


Hipótesis vanas buscando un presunto culpable; la policía no daba pie con bola. La situación del pueblo Gongora, se ponía cada vez más desesperante. Pedían una respuesta ante la llegada del nuevo habitante, despojado de papeles legales que logren identificarlo. Nadie se animaba a acercarse para saber como había terminado en el pueblo. Esquivaban cualquier situación que pudiera terminar en un dialogo, de maneras insólitas. Uno de los vecinos, tuvo la oportunidad de cruzar palabra pero pudo salirse de la situación apenas lo saludó. Es que le sonó el teléfono y comenzó a hablar a los gritos, simulando una pelea con su mujer y así fue alejándose cada vez más. La realidad es que el llamado era de un amigo.
Todos lo veían pasar por sus veredas y nadie intentaba saber algo acerca de él. El paradero de PAT (posible invasor de territorios) - como gustaban llamarlo - estaba en manos de la policía. Gozaban cuando pasaba un momento de nerviosismo, ante averiguaciones o interrogatorios abrumadores. A pesar de las desdichas, saludaba a toda la gente con la misma energía. El rechazo no estaba dentro de sus parámetros de vida. Trabajaba como podía o cuando alguno de los habitantes le ofrecía alguna tarea en sus negocios. Pudo resistir bastante tiempo de esta manera. Ponía mucho empeño en las labores que debía hacer, es por eso que esto había llegado a oídos de los demás comerciantes de la zona y era muy buscado. En pocos meses se hizo de cuatro trabajos. De esta manera algunas personas que desempeñaban la misma tarea, se vieron un poco desfavorecidos ante la situación. Dejó a más de cinco personas sin trabajo, debido a que los contratistas solo se hicieron de la labor de PAT. Los desempleados comenzaron con los rumores de que había que deshacerse de este "roba trabajos". Se reunían todos los días y en medio de asambleas, en una de las almacenes abandonadas, se debatía como serían los pasos a seguir para ponerle fin a este intruso. Las primeras ideas que se plantearon, fueron: la de comenzar una campaña mediante propagandas, en donde se priorice una identidad del pueblo, en base a que la gente propiamente del lugar utilice determinada ropa y demás vestimentas. A través de un manuscrito realizado, por uno de los vocales del lugar, que apoyaba la moción, comenzaron a labrar un acta con leyes que prestablecieran reglas para poder ingresar al pueblo.

Nuestra idiosincrasia: por el bienestar de todos

1-  Se podrá ingresar al pueblo con una insignia del lugar de donde se proviene.
2 - Se podrá perdurar no más de tres meses. Sin excepción.
3 - Es condición sine qua non, poseer un capital suficiente (comprobable), que te permita poder estar sin que necesites hacer algún trabajo.
4 - Esta terminantemente prohibido traer esposas, convivientes o amantes y dejarlas embarazadas aquí.
5 - No se podrá contraer amoríos con mujeres del lugar.
6 - No se puede ser feo/a, ni gordo/a.
7 - Con ropa harapienta no se podrá ingresar.
8 - Con olor a chivo no se podrá ingresar.
9 - Traer una constancia de un organismo de salud privado, donde se constate un optimo estado de salud.
10 - Esta prohibido pensar.

Una vez terminado el acta, fue firmado y sellado por funcionarios del lugar y se presentó, con orgullo, en la comisión vecinal, que regula las propuestas de cada comuna.
Mientras la gente continuaba pregonando por la aprobación de estas leyes, PAT seguía con labores de distinta talla. En algunos casos le tocaban tareas de descargar diferentes bolsas, que contenían las mercaderías de los comercios. Otras veces, se encargaba de atender al publico, debido a que el estado de animo no indicaba fastidio, ni soberbias cuando le consultaban algo. Al tener tantos trabajos, el cansancio se presentaba con mayor frecuencia y fuerza, así que uno de los jefes le ofreció pasar algunos días en una de las casas de fines de semana que tenía. Al escuchar la propuesta sus ojos brillaron, el problema, ahora,  estaba en los restantes trabajos que desempeñaba. No podía abandonarlos. El jefe de manera cordial, ofreció ayuda para convencer a los demás jefes para que le permitieran ausentarse, tan solo por cinco días. PAT, no sabía como agradecer tanta gentileza y este solo le contestó "Vos te lo mereces". Pasaron, entonces, por los restantes lugares donde trabajaba y en cada uno de ellos, la propuesta fue la misma; el permiso de ausencia, reforzado con una suma de dinero. Dos de los lugares no se opusieron, pero indicaron algunas condiciones y el ultimo de los lugares no acepto de ninguna manera la propuesta; incluso le reprochó la demasiada atención que estaba teniendo "ni que fuera tu hijo". Inmediatamente, PAT, al escuchar esto, renunció al trabajo.
En el viaje hacia la casa que le había prestado su jefe; leyendo el diario encontró una noticia con referencia a él. Con lagrimas en los ojos, hizo un bollo con el diario y lo tiro cuando bajo del micro. Durante los días que estuvo allí, no pudo evitar pensar lo que estaba pasando en el pueblo desde su llegada. Los dos primeros días fueron tortuosos. De manera incesante se le presentaban las palabras del diario en su cabeza, cada vez que intentaba reírse ante un gesto de distracción. Una de las noches, pese al augurio, decidió ir a comer a un lugar que hacía comidas regionales de su país. El lugar estaba bastante lleno y las opciones que le habían ofrecido era esperar o sentarse en la barra. Eligió la dos. Cuando miraba el menú  para escoger la comida y la bebida, una mujer se sentó a su lado. Se notaba un poco cansada y sedienta; lo primero que pidió fue una cerveza. Despistado, igual, por la situación, luego de varios minutos registró que lo estaba mirando. No dijo nada al respecto porque su pedido ya estaba enfrente de sus narices. A pesar de lo humeante que se presentaba el plato, ni siquiera sopló ante el primer bocado y de inmediato el vaso de cerveza quedó por la mitad. El segundo bocado fue con más cuidado, debido a que su paladar había quedado resentido. El plato quedó vacío en pocos segundos. Durante la digestión, la mujer volvió a mirarlo y se animo a preguntarle, por qué su cara de tristeza; ademas de detallarle su ansiedad para comer.

- No estoy triste - contestó sin demasiadas explicaciones.
- Para mí si. Si queres te acompaño al baño, para que te veas en el espejo - Dijo con ánimos de hacerlo reír.
la miró sin risa de por medio...
- No necesito, ni puedo reír en estos momentos. Menos en esta tierra.
- ¿Por qué? Esta prohibida la risa y no lo sabía
- Por lo menos para mí, si...
- No me vengas con melancolías absurdas ¿Que paso, te peleaste con tu mujer?
- No nada de eso. El problema es mi nacionalidad.
- ¿Que? no entiendo nada...
- Claro, el problema es que en el pueblo donde estoy viviendo quieren lincharme.
- Y eso por qué
- No sé. Lo único que te puedo decir es que leyendo el diario, me enteré de un acta que presentó la gente del lugar ante la situación.
- ¿Un acta? sigo sin entender...
- Un acta donde presentan condiciones para poder ingresar al lugar.
- Eso es imposible...
- Acompáñame hasta la terminal, que si tenemos suerte de que no hayan cambiado la basura, te muestro el diario que tire con mucha bronca.
Fueron hacía la terminal pero ya era tarde; el recolector había pasado a la tarde. Ante la desesperación por comprobarle lo que estaba diciendo, sus ojos derramaron algunas lagrimas. La mujer intentó tranquilizarlo y agarrando su mano le dijo: que no hacía falta que le comprobara nada. La charla siguió de manera intensiva; la mujer estaba muy interesada en lo que estaba viviendo. Era socióloga y necesitaba información para una investigación que viene realizando, hace varios años, sobre la xenofobia. Mediante algunas conversaciones, fuera del tema que le interesaba, vieron un amanecer que los abrazaba. La casa donde estaba él, quedaba más cerca y como el frío no cesaba, llegaron abrazados...
Como le quedaba solo un día antes de regresar, llamó a su jefe para saber como estaban las cosas por allá. Dejó sonar el teléfono varias veces pero nadie se hizo presente del otro lado. No se preocupo demasiado por esto. La mujer al ver que había comenzado a preparar algunas cosas en la valija, preguntó sorprendida:
- ¿Ya regresas?
- Si, mañana
- No quisiera perder contacto con vos.
- Ahí no sé que decirte, porque no sé cuanto más voy a durar donde estoy.
- Entonces me voy con vos...
- ¿Que?...vos estas demente
- No puedo perder esta oportunidad.
- ¿Oportunidad de qué?
- Antes que nada, de un amor y después de mi investigación.
Ante tamaña declaración quedó en silencio y siguió guardando cosas. Pudo permanecer sin mirarla solo unos segundos. La mujer miró su reloj y desenvolviéndose de la sabana dejo su cuerpo exhibido ante su mirada fecunda. Pero regresó en si cuando la vio cambiarse y preguntó...
- ¿Estas segura?
- Completamente
La mujer se fue y acordaron volverse a ver a la noche. Aturdido por lo que estaba pasando, volvió a intentar comunicarse con su jefe, pero seguía sin contestar la llamada. Prendió la radio e inmediatamente bajó el volumen debido a que escuchó que golpeaban la puerta, gritando su nombre. Al abrir un poco asustado, vio parado a su jefe con algunas valijas y con lagrimas de por medio le mostró el acta aprobada y una lista de personas no gratas.

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