viernes, 17 de agosto de 2012

Algo parecido a la bohemia

De anden en anden iniciado hace tiempo en la libertad frugal, el peso que cargaba en la espalda le dificultaba alcanzar cada uno de los trenes. En un día llegaba hacer casi treinta. Cada vagón que abordaba era una explanada de música, lograba recibir tantísimos aplausos pero pocas monedas. Sentía que su espiritu artístico era congraciado, lo único que a veces comía de prestado. Hace tiempo que venia viendo a esta persona cantar en los transportes públicos (específicamente en los trenes) y se me había pasado por la cabeza que un día lo esperaría a que terminase su recorrido para poder hablar. Así fue, entonces, que ese momento llegó. Una tarde no bajé en la estación de siempre, seguí el recorrido y espere a que bajase. Sin perseguirlo ni nada similar, cuando se bajó aproveché a tocar su hombro preguntándole si podíamos hablar. Me quedó mirando, por un momento, dudando de mis intenciones, finalmente acepto. En tono amistoso, le dije.
- Me interesa la forma como vivís, bah, al menos lo que puedo ver en el tren. No se que harás después -
Volvió a mirarme como pensando un posible interrogatorio.
- No entiendo nada ¿que es lo que queres? - Preguntó con las cejas enarcadas.
- Solo quiero que tomemos un café y me cuentes como son tus días. Se que te suena raro pero me interesa -    dije sin tener vergüenza. Se quedó callado varios segundos, su cara denotaba miedo. Intenté ganar su confianza mostrandole todas mis pertenencias e identificaciones para que entendiera que no era ni periodista ni policía, sino un pasajero con curiosidad. Aceptó el café con la condición de que pudiera elegir el lugar. No tuve ninguna oposición a su propuesta, así que caminamos hacia el destino. Mientras íbamos por las calles porteñas, hablamos bastante. Lo primero que me contó fue que ya no cantaba más la canción de "los beatles": Taxman, porque su voz no era la de años anteriores. Para seguir en la misma linea de conversación, le pregunte que otras canciones y de que artistas, cantaba actualmente. Me nombro varios pero solo me acuerdo de tres: Queen, Bob Dylan y The Clash.
Al ingresar a lo que se suponía una cafetería, me encontré con una gran borracheria. El ambiente olía a tabaco y aunque afuera fuese día todavía, adentro estaba muy oscuro. No quise decir nada, por más que no fuera de mi agrado, traté de ser lo más cordial posible. En la meza que nos sentamos había, justo, un conocido de él. Intente saludarlo con un apretón de mano. Estaba tan borracho que apenas me lanzó un hipo. Más allá de esto nos quedamos allí. Pedimos algunas cervezas, la conversación venia para largo. El borracho se quedó dormido y mi compañero se rió un poco, entendiendo que su amigo no cambiaba más. Comimos papas fritas para hacer más ameno la espera de la bebida.
La charla se inició con algunas preguntas que le hice sin tapujos,
- ¿No te inquieta lo que pueda pensar la gente por tu forma de vida?
Sorbió un trago de su vaso que rebalsaba en espuma y a punto de darme una respuesta, el borracho comenzó a vomitar acostado boca arriba. En medio de la tensión por ayudarlo a ponerlo derecho, los tiempos no dieron para que no se atragantara.
- No lo toquen - Grito por el fondo, el mozo.
La ambulancia, de forma sorprendente, llegó en diez minutos. Lo subimos rápidamente y él se fue en su compañía. Tendré que esperar un nuevo encuentro para entender una vida bohemia...      
     

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