lunes, 26 de marzo de 2012

¿Terroristas?



Gritando desesperadamente al chofer del colectivo que se detuviera, tropezó con una pequeña piedra que había en la vereda y cayó de boca al piso. La gente que pasaba alrededor, se detuvo preocupada por la caída de este joven. Una señora se acerco a él preguntándole si se encontraba bien y se dio cuenta que este muchacho estaba en estado de desvanecimiento. Temerosa, comenzó a pedir ayuda a la gente que había hecho un círculo para ver lo sucedido. Un señor que se encontraba allí se acercó diciendo que le dieran lugar, que él era medico. Rápidamente sacó su celular y pidió una ambulancia. Esta tardó solo 10 minutos.
Llegaron rápidamente al Hospital Británico y lo trasladaron hasta la habitación 305. Revisaron sus cosas para ver si contaba con alguna identificación y encontraron su DNI. Daniel Alberto Rivera le decía la enfermera al doctor,  que anotaba sus datos en una planilla. Seguía la enfermera su DNI  es 26.456.786, vive en Capital Federal.
El doctor preocupado, le dijo a la enfermera.
 - Tenemos que notificar a su familia lo sucedido - (Mientras su rostro sudaba)
- sí, voy a llamar - (Dice la enfermera)
- Hola, ¿con quién hablo?
- ¿Con quién desea hablar? - (pregunta una voz sorprendida)
- con algún familiar de Daniel Rivera
- Sí está hablando con Sandra,  su esposa, ¿Qué sucede? - (dice una voz temerosa)
- Tengo que comunicarle que su marido ha tropezado en la vía publica y se desvaneció.  Esta siendo atendido en el Hospital Británico.
- ¿Pero se encuentra estable ahora?
- Sí señora quédese tranquila, él está muy bien ahora. Solamente queríamos notificarle la entrada de Daniel aquí.
De manera espontánea después de colgar el teléfono, Sandra salió para el hospital.
Al llegar allí, preguntó a la primera enfermera que se cruzó, dónde se encontraba ubicado Daniel Rivera. La enfermera al ver el rostro de esta muchacha se preocupó y le averiguó rápidamente.
Corriendo por el pasillo luego de haber obtenido la información, le dijo,
-Se encuentra en la habitación 305.
Sin pestañar agradeció por la información y fue hacia allá. Entró en la habitación y abrazo a Daniel casi sollozando por lo ocurrido.
-¿Mi amor qué te pasó?
- Tropecé con una piedra cuando intentaba alcanzar el colectivo y después de ahí solo recuerdo que abrí los ojos y estaba aquí.
Sandra, acongojada por lo que le contaba Daniel, lo abrazaba más fuerte y lloraba. Ella tenía un doble sufrimiento por dentro, uno era lo sucedido con Daniel y el otro era un llamado telefónico que había recibido durante el día de manera anónima, en donde la amenazaban a ella y a su marido.
No sabía cómo enfrentar la situación porque quería contárselo a Daniel, pero le daba temor cómo le podía llegar a repercutir y eso la acongojaba más. Sentía una fuerte impotencia adentro. Tuvo que resistir porque la situación no era la correcta para hablar. Saludó a su esposo y se fue camino hacia su trabajo, ella era docente de una escuela pública y dictaba clases de lengua y literatura.
Llegó a su clase como hace habitualmente y encontró que dentro del aula había padres de sus alumnos. Sorprendida por esta situación, quiso hacer salir a los chicos al patio para poder hablar a solas con ellos, pero sus padres se negaron a que salieran, querían que sus hijos presenciaran la charla.
Bueno comencemos, dijo Sandra. En ese mismo instante uno de los padres se paró exaltado al grito de  “¡usted es una comunista de mierda!”
Entonces antes de que la situación se exaspere por demás, otro de los padres intentó calmarlo. Todo continuó, pero este hombre seguía muy enfadado con Sandra. Una madre tomó la palabra y comenzó a explicarle el por qué de la presencia de todos los padres. Esta le dijo,
-Mire Sandra, nosotros entendemos que no tenemos que interponernos en la enseñanza de nuestros hijos, pero me parece que usted está dictando clases, en donde trata de adoctrinar a nuestros chicos. Cómo puede ser que la tarea para casa sea leer Operación masacre. Yo , discúlpeme pero no se lo voy a dejar leer a mi hijo de 14 años, si él después cuando es más grande decide tomar ese rumbo en la literatura, será problema de él, mientras tanto yo me voy a encargar de que no se me vuelva un subversivo.
Luego del descargo de esta madre, todos los padres que estaban allí se pararon a aplaudir el discurso de la misma. Sandra respiró profundamente, y dijo;
-Realmente estoy muy paralizada por todo esto, no esperaba una reacción de esta talla por mandar a leer un informe periodístico basado en hechos reales que creo, todo el mundo tendría que saber. Pero bueno, al margen, entiendo la posición conservadora frente a sus hijos. Más allá de todo esto, esta no es la manera de discutir estos temas.
Al escuchar las palabras de la docente, nuevamente se paro este padre y volvió gritarle eufóricamente;
-¡Comunista retrógrada, a pesar de toda la persecución que tuvieron no se dejan de joderle la vida al tipo que labura. A ustedes hay que matarlos a todos!
El griterío que se produjo desde el aula provoco que la directora del colegio se acerque hasta allí. Desorientada por lo que estaba sucediendo, pidió silencio con un grito que se impuso casi como el grito de gol de una hinchada local. Todos se miraron e hicieron silencio.
Directora. - ¿A qué se debe este escándalo. Me podrían explicar?
Docente. - Pasa que yo llegue a dar mi clase habitual y me encuentro con una junta de padres exaltados, dentro del aula.
Uno de los padres. - Señora directora, esta mujer que usted cree una educadora, esta adoctrinando a nuestros hijos, enviándoles textos con tono subversivos. Mi hijo luego de leer Operación masacre, empezó a tener interpretaciones hacia las autoridades despojadas de toda moral. Esto me parece que se le está yendo de las manos señora directora. Después de esto pretende que yo siga enviando a mi hijo a este colegio, que tiene docentes predicadores en vez de educadores.
El clima en el colegio no era el mejor, los padres estaban cada vez menos pacientes con respecto a la docente. Estaban en una posición de total susceptibilidad frente a todo lo que decía Sandra. Las horas pasaban y la conversación se hacía interminable hasta que una madre decidió de forma muy impropia amenazar a esta docente, advirtiéndole que si su hijo llegaba a tener en su vocabulario palabras subversivas, ella iba a tener problemas.
La directora escuchó esto y no planteó ningún tipo de objeción casi que era un padre más. Sandra estaba totalmente desesperada porque todo el tiempo se le presentaba la situación de tener que hablar con su marido, el cual no se encontraba en el mejor estado debido al accidente que había sufrido.
Camino a casa pasó por el hospital a ver como estaba Daniel pero sin ánimo de contarle nada, porque primero estaba esperando que le dieran el alta.
Sandra - Hola Danielito ¿cómo va todo?
Daniel - Bien con ganas de poder ir a casa a empezar la crónica de la toma de casas que tengo pendiente para el diario. ¿Pudiste hablar con el jefe de redacción y explicarle mi situación?
(Daniel es un importante cronista del diario La palabra)
Sandra - Sí me comunique con él ayer cuando Salí de acá. Ya está todo arreglado, incluso tu plazo para entregar la crónica se extendió por obvias razones, no
El rostro de Sandra se empalidecía cada vez más, no sabía cómo hacer para resistir lo que estaba pasando. En un momento se hizo silencio y ella se soltó a llorar desconsoladamente. Daniel se paró rápidamente de su cama y la abrazó.
Daniel - ¿Cariño qué sucede?
Sandra - No aguanto más, estamos en serios problemas.
Daniel - ¿Qué es lo que está pasando?
Sandra - Hace ya dos semanas que cuando vos te vas a trabajar al diario estoy recibiendo llamados con amenazas y si no estoy, dejan grabaciones en el contestador. Primero pensé que era alguna broma y no le di importancia pero a medida que los días pasaban, los mensajes se ponían más violentos. Me llegaron  a decir que iba a ser mejor que nos fuéramos del país si queríamos seguir viviendo. Hoy antes de venir para acá en el colegio estaban esperándome los padres de mis alumnos para insultarme y culparme de querer convertir a sus hijos en subversivos por la lectura que les envié para la tarea.
Estoy muy atemorizada, no sé qué hacer.
Daniel - Esto me lo tendrías que haber dicho antes, dejaste pasar mucho tiempo. Tendríamos que hacer la denuncia a la policía o hablar con nuestro abogado. Yo podría llamar a Luis Torcuato si es que no está de viaje todavía. Él podría ayudarnos.
Sandra - No lo sé, me da miedo que intervenga la justicia en esto. 
Mientras trataban de resolver la situación interrumpió la charla el médico que atendía a Daniel. Luego de una serie de análisis y estudios que le resultaban molestos al damnificado, el médico le dijo;
Médico – Daniel. Ya hice los estudios correspondientes y todo se encuentra en orden, así que mañana ya podrás regresar a tu casa. La única indicación que te voy a dar es que camines despacio y por un mes no vas a poder correr.
Daniel se puso contento con su vuelta a casa pero no tanto con la noticia de que no podía correr. Todos los martes se reunía con sus amigos del colegio a jugar al fútbol y no había dejado de asistir a ningún partido.
Luego de que el médico abandonó la habitación retomaron la charla. Hablaron un largo rato, hasta que ambos se quedaron dormidos. En mitad de la noche Sandra se levantó exaltada y un poco sudada. Esto provocó que Daniel se despertara y la viera nuevamente atemorizada.
Daniel - ¿Qué paso?
Sandra - Tuve un sueño horrendo. Soñé que nos venían a buscar a nuestra casa mientras dormíamos y nos secuestraban, como en aquellas épocas tétricas.
Daniel - Mmmmmmmmm, me parece que vamos a tener que buscar una solución rápida a esto porque nos va a hacer mal seguir viviendo así. Esta represalia no va parar nunca. No será física pero sí psíquica. Qué clase de psicópatas son los padres de tus alumnos que no permiten que sus hijos lean un libro porque piensan que van a tener  actitudes subversivas, por ejemplo. Esto demuestra la inseguridad en la cual se vive día a día en el capitalismo, es claramente el inicio de la debacle que se viene.
Luego de esta corta reflexión de Daniel, llegó el momento de irse a casa. Se vistió y firmó los papeles que correspondían. Salieron rápidamente en busca de un taxi. En la puerta del hospital la espera se hacía tediosa, Sandra encendió un cigarrillo e inmediatamente se acercó a un taxi, el conductor de muy mala predisposición le pidió a ella que apagara el cigarrillo que le hacía mal humo, enfadada lo apagó y estuvo todo el viaje en silencio escuchando la radio.
Descendieron del auto en Acoyte y Rivadavia, Daniel caminaba apresurado, quería llegar a su apartamento, pero Sandra cuanto más se acercaba a su casa más se atemorizaba, ella se imaginaba lo peor al escuchar los mensajes. Inmediatamente después de que cerraron la puerta, ella se acercó al teléfono para oír si había algún recado. Marcó la contraseña y esos segundos de espera que propone la máquina se le hacían interminables, hasta que se registró un mensaje nuevo. Antes de escucharlo llamó a Daniel desesperada;
Sandra - Ven por favor, aquí dejaron un mensaje y me da mucho miedo escucharlo. ¿Qué hacemos?
Daniel - Basta ya, dame ese teléfono.
Él, ya un poco nervioso por toda esta situación, marcó la contraseña y escuchó el mensaje. Efectivamente era una nueva amenaza. Al oírla revoleó el teléfono contra la pared e inmediatamente, tomó su abrigo y se dirigió hacia el colegio donde trabajaba Sandra.
Ella lo  tomó del brazo y le pregunto qué era lo que había escuchado. Él en silencio seguía caminando en dirección hacia el colegio. Cuando llegó allí, lo primero que hizo fue ir hacia la dirección a enfrentarse con la directora.
Directora - Discúlpeme, esas no son formas de entrar a un establecimiento educativo y mucho menos a mi oficina.
Daniel - ¡Váyase al carajo vieja fachista!  Me va tener que explicar por qué dejó, siendo la directora del establecimiento, que agredieran a mi esposa los padres de los alumnos.
Directora - Usted es un maleducado. O se retira de aquí o me voy a ver obligada a llamar a la policía.
Daniel - Con qué motivo los va a llamar. Claro seguramente la van a defender porque institución con institución se defienden, no? ¿ Dígame, usted piensa que es agradable para nosotros que nos hagan amenazas telefónicas?. ¿Piensa que Sandra no se da cuenta que después del altercado que sufrió con los padres, usted se lavo las manos? inclusive estoy dudando de que no les haya dado el número de nuestra casa para que la molesten.
Directora - ¡Pero qué dice! No es mi responsabilidad que su señora sea una desobediente del programa escolar. Las lecturas que ella tiene que dar están en el programa. Sin embargo eso no fue respetado porque les sugirió un libro del cual yo no estaba al tanto. Así que ahora si me disculpa se va a tener que retirar porque yo tengo que seguir trabajando y dígale a su señora que está suspendida. Que por favor venga ella a hablar conmigo si es posible.
Daniel, totalmente encolerizado por la situación, se fue de la oficina de la directora dando un golpe muy fuerte en la puerta, lo cual provocó la atención de los chicos que pasaban por ahí.
En un café enfrente del colegio estaba Sandra esperando que Daniel saliera, lo vio salir y le hizo una seña para que se dirigiera a donde estaba ella. Se sentó en la mesa y percibió que estaba molesta.
Daniel - ¿Y ahora qué sucede?
Sandra.- No fue buena idea la de hablar con la directora
Daniel - No te preocupes, esta mujer va a acordarse de mí.
Después de conversar un largo rato, Sandra se fue a preparar los bolsos de ambos. Daniel se quedo en el café pensando en la directora. Unas horas más tarde hizo un llamado a su amigo Luis y le comento la situación. Hablaron pero Daniel le pidió que se encontraran en algún bar cercano de su casa.
A la media noche se vieron en el bar, entre ginebra de por medio, Daniel le comentó a su amigo que estaba al borde de una locura, quería matar a la directora del colegio donde trabajaba su esposa.
Luis, sorprendido por lo que acababa de escuchar, le dijo que pensara bien lo que decía y lo que iba a hacer. Al rato se marchó y dejó solo a Daniel para que reflexionara.
Daniel se fue del bar borracho y no dudó en dirigirse hacia el colegio. Era muy tarde y no había nadie allí, así que decidió saltar las rejas del establecimiento y forzó la puerta de la oficina de la directora. Revolvió las cosas y encontró un hueco perfecto. Ya estaba amaneciendo así que se marchó.
Despertó a su mujer y le dijo que ya estaba todo en orden. Tomaron todo y se fueron para el aeropuerto. Allí, mientras embarcaban vieron el noticiero de un televisor, que decía;
“El país amaneció con la triste noticia. El colegio privado San Román ha estallado y causó la muerte de su directora. Los sospechosos son una pareja de ideología anarquista que se exiliaron del país”    

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