viernes, 16 de marzo de 2012

Los fachistas del arte



El acento de barrio te sale mal y te quita el sueño, ¡el sueño!...
Los redonditos de ricota


Las voces no dejan de gritar en ese canto de expresión, por más que no se han bien correspondidas no van a parar. Hoy tenemos a los lisonjeros de siempre que por un par de alabanzas trafican las peores falsedades, regalando sonrisas con fines utilitaristas. Esos o ese es el que predomina en las calles de la unión, llevando las peores marcas faranduleras y haciendo crujir cuerdas. Sí, ese policía del arte que nos dice lo que está bien y lo que está mal, batiéndose a duelo con la soledad. Rey de la junta que califica el buen sonido, anhelando el firmamento de glorias chabacanas. Nos quiere contar la historia descalificando a ese de zapatillas truchas, agitando ese vermut y esperando por el sueño americano. Que nos dices hoy, entonces, de esos ritmos que se zambullen en darle alegría a la masividad, seguro que no es viable en tu escaso disco rígido, porque no forman parte de las melodías poli rítmicas que se prostituyen, en ese escenario llamado aceptación.
Que vos sos el mejor y yo soy el peor, llevas la marca de ese trastorno llamado reality. Buscándole puntuación a todo, siempre tienes diez en intolerancia. Paradojal, ¿no? En medio de tanto trabajo por abrir las perspectivas discursivas, seguimos con posiciones pacatas que buscan etiquetar la sensibilidad. No entendió nada señor, sigue cada vez más funcional en ese intento de ruptura, que discretamente le hace el surco al elitismo. ¿A dónde escapar, si las apostillas no toman distancia del discurso dominante, alientan sus patrañas y consumen sus formas? Hoy tu paraíso se volvió un chop suey, ya no comes con la mano sino que comes de su mano. Las artimañas para llegar a una cima dibujada por el trazo imperialista, obnubilan y no le conceden la oportunidad a propuestas que se quieren distanciar, desafinando sus armonías.
Pidiendo tapas y maquillando las miserias de su sumisión, esa lengua no me dice nada. Apocalíptico de la aberración, en busca de los votos y las glorias, sigue manejando por la carretera correcta.  Has quedado varado en la añoranza, ¿que será cuando tu cerebro loco se de cuenta, que eras tu propio celebrity? ¿Qué quedara de esa junta de seleccionadores, de lo que va y lo que no va? Y de tu refrito benévolo, ¿qué será? Hoy resulta ser que son todos profesores, legitimados en la potestad de lo correcto, pero ¡háganme el favor!
La hipocresía en su máxima expresión y a qué nivel hemos llegado, ¡eh! El mensaje de este esnobismo, parece ser neutro pero se termina poniendo una sola camiseta, trazando fronteras que dividen las aguas. Tanta neutralidad separa la estética de la política, volviendo a las palabras lobotomías y sponsors de la frialdad. Los límites de la composición están reglados en su manual. Ellos son los que indican, que suena bien y que suena mal. Como diría Fogwill “la acamierda”, se adueño de tu subjetividad. 

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